El sector de los televisores cambió radicalmente con la llegada de la tecnología LED. Los modelos que se fabricaban antes de esta irrupción se caracterizaban por ser muy pesados a la par que voluminosos. Por suerte, dicho cambio se tradujo en unos paneles bastante más finos y ligeros, los cuales por si fuera poco proporcionaban un notable ahorro de energía.
Es por este motivo que hoy en día la gran mayoría de televisores que hay en los hogares cuentan con pantallas LED. Nuestros lectores suelen optar por las mejores TV de 50 pulgadas en relación calidad precio, pero ciertamente otros tamaños también se dejan ver en los salones, los dormitorios e incluso las cocinas. No es lo único que varía, puesto que también lo hace el tipo de tecnología en sí.
Sea cual sea el televisor, tarde o temprano puede acabar produciéndose algún contratiempo. Es entonces cuando una duda suele apoderarse de los usuarios: ¿vale la pena reparar una TV con pantalla LED? Lo cierto es que no hay una respuesta única, puesto que depende de varios factores en los que profundizaremos a continuación.
Qué hay que tener en cuenta para saber si vale la pena reparar una TV con pantalla LED
En algunos casos es altamente recomendable llevar a cabo la reparación del televisor, sobre todo si el importe será más bien reducido. Sin embargo, en otros conviene despedirse para siempre de ese modelo y comprar uno nuevo o de segunda mano que funcione bien. Para saber si es mejor reparar o no, asegúrate de valorar los siguientes aspectos.
Garantía
El primer factor parece obvio, pero es importante incidir en él: siempre merece la pena reparar una TV con pantalla LED si el producto todavía se encuentra en garantía.
Es habitual que algunos consumidores, si se trata de una avería pequeña o que parece poco relevante, no envíen el televisor a la empresa fabricante para evitar quedarse sin él durante el tiempo que necesite dicha marca para proceder a su reparación. Se trata de un error, puesto que tal vez más adelante el problema que está experimentando el panel termine agravándose y se rompa del todo la TV cuando ya no esté en garantía.
Todos los televisores que se venden en Europa y que están recién salidos de fábrica tienen una garantía de dos años. Si desafortunadamente el período ha expirado y te verías obligado a afrontar tú el importe de la reparación, hay varios aspectos a valorar antes de decidirte.
Tipo de avería
A la hora de comprar un televisor es fundamental depositar la confianza solamente en aquellas marcas que son fiables y que fabrican productos que merecen la pena, siendo un claro ejemplo los modelos que forman parte del listado de mejores TV de 75 pulgadas en relación calidad precio. Solo así podrás reducir al máximo las probabilidades de acabar sufriendo una avería. Sin embargo, por muy bueno que sea la tele adquirida el paso del tiempo acaba afectando negativamente.
El desgaste es uno de los aspectos que generan una mayor cantidad de averías. Si es el caso, en muy pocas situaciones merece la pena reparar una TV con pantalla LED, puesto que las piezas a sustituir suelen ser bastante caras, así como la mano de obra.
Pero, ¿y si es otro tipo de avería la que ha terminado produciéndose? Depende, puesto que algunas sí son bastante económicas. Por ejemplo, una de las habituales se resume en que el panel emita imagen pero no se oiga sonido alguno. Estos contratiempos pueden haber sido provocados por algún golpe que derive en una mala conexión de un componente o cable, una situación que se soluciona en un parpadeo y sin requerir materiales de elevado coste.
Hablando de averías comunes, otra que últimamente está siendo el principal quebradero de cabeza de los consumidores son los quemados de los paneles OLED. Generalmente se producen por tener de forma constante algún tipo de contenido que se muestra en el televisor, siendo buenos ejemplos el logotipo de un canal de televisión o la interfaz de algún videojuego.
No es en absoluto agradable ver esa figura literalmente quemada en el panel, pero este tipo de avería es otra de las que no merecen la pena reparar. Y es que más allá de lo cara que es por tener que sustituir todo el panel en sí, no hay que olvidar que el reemplazo no garantiza que no acabe produciéndose otro nuevo quemado más adelante por darle a la TV un uso similar al de antes.
Importe
Precisamente dependiendo del tipo de avería al que tengas que hacer frente deberás desembolsar una mayor o menor cantidad de dinero. Saber si merece o no la pena depende en gran medida de cuál sea tu propia situación económica, pero hay una manera rápida y sencilla de averiguarlo.
Pide presupuesto sin compromiso a una empresa especializada en reparación de televisores. Si la cifra es igual o inferior a la mitad de lo que costaría un televisor del tamaño que tengas en mente, vale la pena. Por ejemplo, en el caso de las mejores TV de 43 pulgadas en relación calidad precio, hay modelos por unos trescientos euros. Si reparar tu televisor actual cuesta 150 o menos, sí vale la pena, pero si supera esa cifra es preferible que compres una nueva tele.
Antigüedad
Llega el momento de hablar del último factor que adquiere importancia. Si no sabes si vale la pena reparar una TV con pantalla LED valora la antigüedad que tiene a sus espaldas. En este sentido no hay una cifra exacta, pero los expertos indican que siete años son un buen número para determinar si conviene o no realizar las reparaciones.
Es decir, si el televisor tiene más de dos años y ya no entra en garantía pero acumula menos de siete años de antigüedad, merece la pena siempre y cuando el importe sea de la mitad o inferior en comparación con lo que cuesta una tele nueva de esas mismas pulgadas. Por el contrario, no es recomendable si la TV es bastante antigua, ya que muy probablemente tras solucionarse esa avería vuelva a tener otro problema distinto que exija llevar a cabo una reparación más.